La leche es un alimento muy nutritivo. Su contenido en nutrientes es muy amplio y equilibrado. Y con las variedades modernas que modifican su contenido en grasa y que la enriquecen en ciertos nutrientes como el calcio y ciertas vitaminas, e incluso que permiten que las personas intolerantes a la lactosa la puedan tomar, no hay ningún motivo para no estar bebiendo leche toda la vida.

 Si esto es así ¿por qué hay tantos mitos y bulos acerca de la leche, desaconsejando su consumo?

 Vamos a ver los más importantes, actuales y llamativos, para ver si hay algo de verdad en ellos.

¡Empezamos!

LOS BULOS

BULO 1: beber leche produce obesidad

 ¿Es cierto? Ya le digo yo que NO. En absoluto. Le voy a dar dos argumentos:

Primer argumento: el contenido en calorías de los distintos tipos de leche es normal tirando a bajo:

Para interpretar estos números veamos los contenidos calóricos de algunos alimentos distintos:

¿Cómo se puede adelgazar comiendo pechuga de pavo y engordar bebiendo leche, que, como mínimo, tiene un 20% menos de calorías que la pechuga de pavo?

 Porque la leche no engorda. Este bulo no tiene ni pies ni cabeza.

El segundo argumento es científico: los estudios serios no han visto ningún aumento de la incidencia de obesidad en las personas que toman leche.

Así que el mito de “beber leche produce obesidad” es eso, un mito. Completamente falso.

Sigamos…

BULO 2: beber leche produce diabetes

La explicación que se da a este mito -completamente falso, ya se lo avanzo- se apoya en el viaje por el cuerpo de los azúcares que comemos.

Se dice que los azúcares que contiene la leche hacen que aumente la cantidad de glucosa en sangre, lo que obliga al páncreas a producir insulina, insulina que al agotarse antes de tiempo nos convertirá en diabéticos.

Falacia completa.

El mecanismo es cierto, porque es igual para todos los azúcares.

Pero la leche tiene una ventaja: es un alimento de índice glucémico bajo. El índice glucémico mide la rapidez con la que la cifra de glucosa en sangre aumenta cuando comemos hidratos de carbono.

Concretamente, el índice glucémico de la leche entera es de 32 –respecto a un máximo de 100 de la glucosa pura-, mientras que las patatas asadas tienen un 98, o los plátanos un 62.

Al tener la leche un índice glucémico bajo el mecanismo descrito que involucra al páncreas y a la insulina tiene lugar, pero muy lentamente:

Ya ve. De ser cierto el argumento del bulo –que no lo es-, el páncreas se gastaría más despacio bebiendo leche, no más rápido, con lo que la aparición de diabetes incluso se retrasaría.

 Así que no hagan caso. Beber leche no tiene nada que ver con la aparición de la diabetes mellitus. Otro bulo más… y aún nos quedan. Siga, siga leyendo…

BULO 3: beber leche produce cáncer de mama

 Este es un bulo especialmente dañino, porque en la sociedad actual el cáncer es un problema serio, y uno de los cánceres frente a los que estamos más concienciados es frente al cáncer de mama.

 Sin rodeos, se lo digo claramente: no es cierto que beber leche produzca cáncer de mama.

 Se ha investigado extensamente, y en un trabajo que recopilaba la mayoría de estos estudios de una posible relación entre el cáncer de mama y el consumo de leche, que estudió a más de 1 millón de mujeres, más de 24.000 de ellas con cáncer de mama, se vio que el hecho de beber leche no sólo no aumentaba el riesgo de padecer un cáncer de mama, sino que había una leve disminución.

 A pesar de todo, muchas mujeres siguen evitando la leche por miedo al cáncer de mama.

 Y caen en la trampa de las bebidas de soja (que no se pueden llamar “leche” porque no lo son), que en mujeres después de la menopausia sí que pueden tener efecto de aumento sobre el riesgo de padecer cánceres femeninos que dependen de los estrógenos.

 Así que, desmentido el bulo de la relación de la leche con este cáncer femenino (aunque el cáncer de mama también se puede dar en varones), vamos a ver otro bulo sobre el cáncer masculino por antonomasia: el cáncer de próstata. Este tiene más miga…

BULO 4: beber leche produce cáncer de próstata

 Con el cáncer de próstata la cosa no está tan clara como con el cáncer de mama. Se lo digo porque algunos estudios sí que han encontrado una cierta asociación entre los varones que más leche consumen y el riesgo de padecer un cáncer de próstata.

 ¿Quiere eso decir que beber leche produce cáncer de próstata? ¡En absoluto!

 Las evidencias científicas no son concluyentes, y los estudios que han visto algún aumento del riesgo de padecer un cáncer de próstata (aumento leve, de entre el 7% y el 14% respecto al riesgo estándar de padecer este tumor) no han determinado que la causa de esa elevación sea directamente el consumo de lácteos. Porque también hay estudios que arrojan un aumento del riesgo similar, en relación con el consumo de carne.

 Situándonos: si cogemos a un grupo de 100 hombres que beben mucha leche y a otro grupo de 100 hombres que no beben casi nada de leche podemos esperar que en el grupo de los que beben mucha leche haya un caso más de cáncer de próstata que en los que no beben leche. Muy pequeño el riesgo, y todavía no podemos determinar si la leche tiene relación causa-efecto. Sólo sospechamos que puede haber alguna asociación débil.

 Teniendo en cuenta los innumerables beneficios de consumir lácteos en general, este pequeño riesgo hay que tenerlo en cuenta, pero no volvernos locos por él.

 Sigamos con estos bulos, que estamos terminando con ellos para pasar a los mitos.

Veamos el último bulo…

BULO 5: beber leche produce enfermedades cardiovasculares

 No podían faltar. Las enfermedades cardiovasculares, que son muy frecuentes en nuestra civilización occidental… ¡había que asociarlas a la leche!

 ¿Es cierta esta asociación? Pues ya le digo yo que no.

 Y mucho menos desde que hay leches con su contenido en grasa disminuidos: la leche semidesnatada y la leche desnatada.

 Las grasas saturadas de la leche sí que se vinculan a un aumento de la cifra de colesterol en la sangre, si las tomamos en abundancia. Y ese aumento, si no se compensa con unos hábitos de vida sana, principalmente el ejercicio físico que hace aumentar la cifra de colesterol “bueno”, podría ser perjudicial para la salud de sus arterias.

 Por lo tanto, en personas con tendencia a tener elevados sus niveles de colesterol es aconsejable que beban leche semidesnatada o desnatada, pero han de seguir tomando leche para aprovechar su riqueza en proteínas, vitaminas y minerales.

 En personas con niveles de colesterol en sangre dentro de la normalidad el consumo de leche ha de ser del tipo que ellos quieran. Entera, semidesnatada o desnatada, según preferencias. Y siempre hay que hacer ejercicio físico, para que nuestras arterias estén bien limpias.

Terminamos con los bulos.

 Nos hemos librado de los miedos a la obesidad, a la diabetes, al cáncer de mama y a las enfermedades cardiovasculares. Y estamos más informados sobre la asociación entre el consumo de leche y un leve aumento del riesgo de cáncer de próstata en varones. Para tenerlo en cuenta.